Gracias! El 33 lo vendí hace un tiempo. Me pasó que, siendo objetivamente mejor, disfrutaba más las fotos que sacaba con el 35 1.4, además era más grande y pesado, y me cogió un momento en que decidí "encoger" el equipo en tamaño y peso. En esa operación fueron saliendo la H2, el 80, el 16-55 y el 33, tres de los mejores objetivos del sistema. Pero el corazón tiene razones que la razón no entiende. También hay contradicciones, como incorporar una H1, el Sigma 17-40 o algún objetivo clásico bastante tocho, pero bueno. Al final, lo que estoy tratando es de disfrutar lo máximo posible de la fotografía, de quedarme a gusto con el proceso en su globalidad y no tanto en buscar resultados perfectos.
En cuanto a las sensaciones de usar objetivos antiguos manuales como los Nikkor, los Olympus o los soviéticos, y mezclarlos con AF modernos (aunque algunos sean ya algo veteranos), pues es algo no me genera problemas. Los clásicos tienen la ventaja de la auténtica experiencia manual de mover mecánicamente un helicoidal, y la desventaja (o no, según se mire) de tener que bajar el ritmo a la hora de hacer fotos, porque hay tomarse su tiempo para enfocar bien y no llevarse un disgusto al llegar a casa y comprobar que una foto que te gustaba no sirve porque el foco no estaba completamente donde debía. Aunque eso es algo a lo que cualquier fujista está acostumbrado.
Para mí, el procedimiento óptimo es abrir diafragma para minimizar la profundidad de campo, enfocar, cerrar diafragma al f que decidas y disparar (si enfocas directamente con el diafragma cerrado es mucho más fácil que la imagen no acabe con el foco donde querías). Con el AF (normalmente uso enfoque simple a un sólo punto), apuntas, disparas y confías en que el algoritmo con el que el Sr. Fuji se ríe de nosotros haga bien su trabajo. Requiere menos concentración, y eso muchas veces se agradece. Últimamente estoy incluyendo siempre algún AF en la bolsa. Empiezo con el manual que lleve, y cuando noto que empiezo a cansarme de pelearme con el focus peaking paso al AF.
Lo que me pasa con los objetivos clásicos es que me gustan muchas cosas de ellos: sentir que estas volviendo a hacer útil un trozo de historia industrial, el efecto que le dan todas sus imperfecciones a las fotos que sacas con ellas, el tacto del enfoque manual sin electrónica y reencontrarme con algunas sensaciones de cuando empecé a hacer fotos. Me gustaría recuperar también el pelo y el vientre plano, pero todo no puede ser.
La foto de los niños también es mi preferida. No le presté mucha atención cuando la saqué ni cuando repasé en la cámara las fotos de ese día, pero me gustó mucho cuando la vi a pantalla grande. Me da pena no poder compartirla en ningún otro lugar al aparecer menores reconocibles, pero en el contexto de este foro sí me decidí a hacerlo (aunque aún me genera dudas de si está bien haberlo hecho).