Cuando uno pasea por la marisma del Guadalquivir a veces piensa que está fuera de la realidad y que alguien se equivoca. O el fotógrafo a una proximidad imposible del buque, o el barco que como la paloma “creyó que el trigo era agua”. O puede que el río que como alguien cantaba “quiso ser mar”. 
		
		
	
	
		 
	
	
		
			
		
		
	
				
			 
	 
 
		 
 
		 
 
		 
 
		 
 
		 
 
		 
 
		 
 
		