Lo siento Martín, voy con "una de las mías":
Desde luego los sueños sueños son.
Mira esta pobre chavala. Coge su diente de león, cierra los ojos y sopla pidiendo que se haga realidad el príncipe azul de sus sueños. Y entonces...
...entonces se le aparece un sapo con sobrepeso y entradito en años, fumando y mirando un móvil.
El cuento no era así.
Eso no hay beso que lo arregle.