El Tío Pepe debe estar llorando desconsoladamente viendo la barbaridad urbanística a sus pies. Estará pensando " ¡Qué bonita plaza sin un milímetro de verde ni una triste sombra natural! ¡qué fresquito ese suelo en agosto!¡cómo se deshidratan los turistas y los madrileños con sólo atravesar la Puerta del Sol!"